"Lechar gº", Lechard grabó; "Vazquez Impº", Vazquez imprimió.
Medida de hoja : 16 x 23,7 cm
[vía : madriz.com]
Sobre Carlos II (1661-1700), monarca español apodado como “El Hechizado” y último de la Casa de los Austrias, se escribió la siguiente carta:
“Anoche me dijo el demonio que el Rey se halla hechizado maléficamente para gobernar y para engendrar. Se le hechizó cuando tenía 14 años con un chocolate en el que se disolvieron los sesos de un hombre muerto para quitarle la salud, corromperle el semen e impedirle la generación”.
La carta fue escrita por fray Antonio Álvarez Argüelles, un afamado exorcista asturiano con el que se había contactado desde Madrid ante las crecientes sospechas de que sobre el Rey pesaba una maldición. Carlos II, en efecto, no lograba engendrar un hijo. Y además siempre andaba enfermo. Fruto de la endogamia mantenida durante siglos por su familia, en realidad el marchito monarca había nacido envenenado por el incesto: sus abuelos eran al mismo tiempo sus bisabuelos; su padre, que estaba casado con una hija de su hermana, era también su tío abuelo, y su madre resultaba ser además su prima.
Pero sobre todo, el Rey era estéril. [...] Llegó a oídos de su confesor la fama de un fraile asturiano que tenía el poder de hablar con el diablo, ... . Enseguida se solicitaron sus servicios desde Madrid y, por boca del exorcista, el demonio corroboró el encantamiento del Rey: la mala salud de Carlos II se debía a un hechizo.
Se sometió entonces al rey a un macabro exorcismo: aprovechando que los restos de sus antepasados estaban siendo trasladados al nuevo panteón de El Escorial, se destaparon sus ataúdes y se celebró una ceremonia en la que los cadáveres de sus familiares y, finalmente de su amada María Luisa de Orleans en putefración, fueron siendo exhibidos ante el enfermo. Se creía que así, con tal cantidad de poder reunido, se espantaría de una vez a los demonios que tanta desdicha le causaban. Pero fue en vano.
Las últimas palabras del miserable fueron: “Me duele todo”. |